También se puede definir como “un estado patológico que se caracteriza por un exceso de depósito lipídico que altera las funciones corporales”.
Es necesario que el propietario sea consciente del sobrepeso de su perro y pueda, de este modo, ayudarlo a adelgazar. Sin ello, es imposible que el perro pierda peso.
¿Cómo podemos saber si nuestro perro está en su peso ideal?
La técnica que se usa es el índice de condición corporal (ICC) donde se evalúa las características visibles y la palpación de ciertas zonas del cuerpo, siguiendo criterios como tamaño y localización de los principales depósitos adiposos, estructura esquelética visible o no y la silueta del animal.
Los animales con un índice medio que corresponde a un peso óptimo tienen una masa lipídica de aproximadamente un 13%, de modo que en esta tabla de índices corporales encontramos:
Caquexia
Más de un 20% por debajo del peso óptimo.
En el perro observamos:
Las costillas, la columna vertebral y los huesos de la pelvis, fácilmente visibles (pelo corto)
Pérdida evidente de masa muscular.
No se palpa tejido graso sobre la caja torácica.
Delgadez
Entre un 10 y un 20% por debajo del peso óptimo.
En el perro observamos:
Las costillas, las crestas vertebrales y los huesos de la pelvis son visibles.
Cintura abdominal evidente.
No se palpa tejido graso sobre la caja torácica.
Nota: este índice puede ser no patológico.
Peso ideal
En el perro observamos:
No se ven las costillas ni la columna vertebral, pero es fácil palparlas.
Cintura abdominal evidente.
Se palpa una delgada capa de tejido adiposo sobre la caja torácica.
Exceso de peso
Entre un 10 y 20% por encima del peso óptimo.
En el perro observamos:
Se palpa con dificultad las costillas y la columna vertebral.
Ausencia de la cintura abdominal.
Evidente depósito adiposo sobre la columna vertebral y la base de la cola.
Nota: este índice puede ser no patológico.
Obesidad
A partir del 40% por encima del peso óptimo.
En el perro observamos:
Masivo depósito adiposo sobre el tórax, la columna vertebral y la base de la cola.
Evidente distensión abdominal.
La obesidad es la consecuencia de un desequilibrio energético, es decir, los aportes de energía superan los gastos de ésta durante un período más o menos largo.
El principio fundamental del equilibrio energético es:
Modificación de las reservas = aportes energéticos- gastos energéticos
Este balance de energía será positivo si hay más aportes que gastos y al revés, será negativo si hay más gastos que aportes.
Normalmente este balance oscila entre una comida y otra, día tras día, semana tras semana, sin que el peso corporal y las reservas energéticas sufran una variación a largo plazo.
Hay muchos mecanismos fisiológicos que intervienen para adaptar los aportes a los gastos y viceversa, de manera, que se mantiene estable a largo plazo el peso corporal en los dos casos.
Para saber la energía que lleva un alimento, hay que conocer su composición química. Los elementos que aportan energía son: carbohidratos, proteínas y lípidos.
Los lípidos son los nutrientes más energéticos, por tanto, un exceso de alimentos grasos es un factor esencial en el origen de la obesidad.
En cuanto a energía metabolizable, los aportes de proteínas y carbohidratos son equivalentes. Pero, cuando se calculan los aportes de energía neta, la valoración energética de las proteínas es menor. Es una de las razones, por las cuales las proteínas tienen un efecto de saciedad más rápido que los carbohidratos. El hecho que los perros sean carnívoros, puede explicar, al menos en parte, la resistencia a la obesidad de los cánidos salvajes.
De todas formas, hay que tener en cuenta que, si bien podemos decir que la obesidad se puede controlar mediante el equilibrio de aportes y gastos, no se puede aplicar en algunos casos, ya que sólo se basa en “energía metabolizable”. Si hay un simple cambio en la composición química del alimento sin cambiar los aportes energéticos totales, puede producir cambios en la composición corporal y en su metabolismo.
Factores de riesgo que inducen obesidad
Aquí tenemos varios factores que ayudan o conllevan a padecer obesidad.
Entre los factores encontramos:
1- LA RAZA
La predisposición racial está vinculada, en parte, a los factores genéticos y, especialmente, a la relación masa magra (músculo)/ masa grasa (lípidos) que determina las necesidades energéticas de mantenimiento.
Durante el crecimiento, las razas no son todas iguales con relación al riesgo nutricional; los excesos energéticos predisponen a los perros de razas pequeñas al sobrepeso, mientras que, en las razas grandes, las afecciones osteoarticulares suponen el principal riesgo.
En los perros grandes es frecuente que se dé una combinación de problemas articulares y sobrepeso al terminar el crecimiento.
Entre las razas más predispuestas encontramos:
pequeñas: West Highland White Terrier (Westie), Teckel, Scottish Terrier, Cavalier king Charles
medianas: Beagle, Cocker Spaniel, Basset Hound
grandes: Labrador y Golden Retriever, Collie, Rottweiler
gigantes: Boyero de Berna, Terranova, San Bernardo
2- FACTORES GENÉTICOS
En el organismo existe un complejo sistema de factores determinados genéticamente que se encarga de mantener el equilibrio entre los aportes alimentarios y los gastos energéticos. Estos mecanismos reguladores están bien adaptados para favorecer la supervivencia de las especies salvajes en épocas de escasez de alimentos. Pero cuando hay abundancia de alimento, como en los animales domésticos, parece que estos factores ya no permiten mantener el equilibrio entre aportes y gastos y por ello aumentan los animales obesos. De todas, formas hay algunos que se vuelven obesos mientras que otros, con las mismas condiciones, mantienen su peso ideal, por tanto, no es fácil diferenciar entre factores ambientales y la predisposición genética en cuanto quién es el que domina más.
No se sabe aún como funcionan los factores genéticos pero si se puede decir que desempeñan una función, ya que la obesidad es especialmente frecuente en algunas razas y en determinadas líneas.
3- LA EDAD
La frecuencia de la obesidad aumenta con la edad del perro. En los cachorros, sólo el 6% con edades entre 9 y 12 meses padecen obesidad pero aumenta en los adultos un 40%.
La edad media en que se diagnostica varía entre los 5 y 8 años. Además, las perras entre los 9 y 12 meses que padecen obesidad tienen casi el doble de probabilidades de ser obesas en edad adulta que las que se mantienen delgadas durante la edad de crecimiento.
4- EL SEXO
Parece ser que las hembras tienen mayor predisposición a la obesidad que los machos. Hay estudios que demuestran que las hembras representan más del 60% de los perros obesos.
5- LA ESTERILIZACIÓN
La esterilización aumenta la obesidad en los machos pero sobretodo en las hembras.
Las hormonas sexuales no son las principales reguladoras del metabolismo pero influyen en el peso corporal de manera directa a través del sistema nervioso central (SNC), o indirectamente modificando el metabolismo celular. Además, los estrógenos (hormonas femeninas) tienen un efecto inhibidor sobre el consumo del alimento, por lo que este consumo varía en la hembra según la etapa del ciclo reproductivo: mínimo en estro, aumenta en el metaestro y es máxima en el anestro. (Éste ciclo lo explicaremos en el apartado de “ Cría y Cachorros”)
De manera que, según esto, las perras esterilizadas ya no pueden controlar la ingestión del alimento y por consecuencia serán propensas a padecer obesidad. Para prevenir el aumento de peso, hay que recurrir a medidas alimentarias estrictas y a una actividad física regular.
6- ENFERMEDADES ENDOCRINAS
La obesidad puede estar asociada a enfermedades endocrinas como la diabetes y el hipotiroidismo. Parece que hay estudios donde el 40% de los perros con una de estas enfermedades son obesos.
7- OBESIDAD SECUNDARIA A LA ADMINISTRACIÓN DE MEDICAMENTOS
Algunos tratamientos con medicamentos, sobretodo antiepilépticos y glucocorticoides, pueden aumentar el apetito y por consiguiente producir sobrepeso.
8- SEDENTARISMO Y FALTA DE EJERCICIO
Aunque es importante el ejercicio físico para prevenir el desarrollo de la obesidad, no se sabe si ésta es la responsable de una limitación de la actividad física o si la falta de ejercicio es una de las responsables de la obesidad.
Normalmente encontramos más perros obesos que viven en pisos que los que viven al exterior. Pero el hecho de tener jardín no asegura que aumente el gasto energético de manera rápida o inmediata, la mayoría solo lo usan unos minutos al día, en cambio, los que viven en pisos pasean y hacen más ejercicio que los que disfrutan del jardín. Éstos, por mucho que corran y corran en el jardín no satisfacen totalmente sus necesidades energéticas ni, sobretodo, mentales.
9- TIPOS DE ALIMENTACIÓN
Algunos tipos de alimentos son la causa del desarrollo de la obesidad, porque no tienen en cuenta las necesidades energéticas. La administración de alimentos muy palatales, ricos en grasas y carbohidratos fácilmente asimilables, también predisponen a la obesidad. Un riesgo indiscutible es la alimentación “ad libitum”, es decir, que el perro tenga a su disposición durante todo el día el alimento y lo se lo coma cuando quiera. Esto conlleva un exceso de consumo energético.
Los alimentos grasos son los que aportan una mayor concentración de energía y aunque el perro tolera y utiliza bien esta grasa como fuente de energía, también tiene la capacidad de almacenarla en forma de grasa abdominal. El consumo de golosinas de manera frecuente proporciona, a la larga, un aporte de comida superior e innecesario.
La división en varias comidas de una ración diaria, no conlleva un aumento en la frecuencia de la obesidad. Se ha visto que los perros que reciben alimento una vez al día, normalmente son obesos. Sobretodo no hay que confundir, “dividir la ración diaria adecuada” con “multiplicación de las golosinas adicionales”
10- LA DIMENSIÓN SOCIAL DEL ALIMENTO
La alimentación es muy importante en la relación entre hombre y perro y tiene un papel principal en el desarrollo de la obesidad. La relación entre hombre y perro obeso se basa en personalizar al perro, como si fuera una persona, y además de manera excesiva. Estos propietarios hablan más a su perro, aceptan que suba a la cama, no se preocupan o no son conscientes de las zoonosis y no consideran muy importante el ejercicio o el trabajo. Por lo tanto, reciben más comida o golosinas que los animales de peso normal, creen que todas las peticiones del animal son una petición de comida.
Patologías asociadas con la obesidad
Se ha demostrado que la obesidad puede producir:
1- DISMINUCIÓN DE LA LONGEVIDAD
Se ha demostrado que una alimentación “ad libitum” des de muy pequeño, lo lleva a la edad adulta a padecer sobrepeso y a no pasar de los 11 o 12 años de edad. En cambio si es alimentado con un aporte energético sólo de un 25% menos que el anterior, su índice corporal será menor y sus kcal mucho menos, por tanto, éstos consiguen aumentar la longevidad a 13 años y a retrasar el desarrollo de enfermedades crónicas y sobretodo, la artrosis.
2- ENFERMEDADES OSTEOARTICULARES
Un exceso de peso predispone a los animales de todas las edades a una patología locomotora. Los cachorros de razas grandes en crecimiento, el sobrepeso más una sobrealimentación originará la aparición de problemas ortopédicos o incluso la aparición de la displasia de cadera. Los síntomas de problemas osteoarticulares se pueden observar a partir de 6 meses de edad. A veces, las lesiones son reversibles.
En perros con edades de 8-9 años, la enfermedad crónica más frecuente es la artrosis articular y afecta articulaciones como hombro, codo, cadera y rodilla. Otras enfermedades ortopédicas en perros obesos son: la rotura de ligamentos cruzados y las fracturas del cóndilo del húmero.
Con estos problemas osteoarticulares, el perro tiende a disminuir su actividad, lo cual le lleva a sobrealimentarse y a padecer sobrepeso si no hay equilibrio energético. De todas formas, tener una de estas enfermedades es indicativo de sobrepeso, esto le obliga a hacer ejercicio para adelgazar, pero no podrá hacerlo por el exceso de peso, es un ciclo difícil de romper.
3- INTOLERANCIA AL ESFUERZO Y PROBLEMAS CARDIORRESPIRATORIOS
Los principales síntomas asociados a la obesidad son las pocas ganas de hacer ejercicio y los problemas respiratorios.
El aumento de peso del perro conlleva un aumento del ritmo cardíaco, del volumen ventricular y de la presión sanguínea.
Entre las alteraciones cardiovasculares tenemos:
trombosis de la vena porta
hipoxia del miocardio (falta de oxigeno en el músculo cardíaco)
endocarditis valvular (proceso inflamatorio del revestimiento interno de las cámaras y válvulas del corazón)
Estas enfermedades cardiovasculares pueden afectar a los riñones. El sobrepeso corporal va acompañado de:
aumento de peso de los riñones
aumento de la tensión arterial
aumento de la tasa de filtración glomerular (parte del riñón donde se filtra los nutrientes para el organismo)
aumento del flujo sanguíneo renal
varias lesiones histológicas renales (tejido del riñón)
Estos problemas de salud, le lleva al perro a fatigarse con poco ejercicio y por tanto rehuye de él.
Cuando hace calor, al aumentar la temperatura externa, su cuerpo al calentarse intenta refrigerarse con el jadeo, pero le supone un gran esfuerzo al corazón enviar suficiente oxígeno al organismo y ello les predispone a padecer con más facilidad un golpe de calor cuando su cuerpo se ve desbordado por el aumento de temperatura.
4- DIABETES MELLITUS
La relación entre la obesidad y el metabolismo de la glucosa es muy compleja pero parece evidente que la obesidad provoca profundos cambios en el metabolismo de la glucosa y en la secreción de la insulina.
La intolerancia a la glucosa y la secreción de la insulina aumentan proporcionalmente al grado de obesidad, es decir, que cuando indirectamente se provoca la obesidad en el perro con una alimentación rica en grasas que está a su disposición las 24h, se desarrolla una resistencia a la insulina.
5- DISMINUCIÓN DE LAS DEFENSAS
Los animales obesos alimentados con una dieta rica en grasas, tienen menos resistencia a las infecciones que los alimentados de forma equilibrada.
6- HIPERLIPIDEMIAS Y DISLIPIDEMIAS
Hay estudios que demuestran que la obesidad aumenta el riesgo de pancreatitis aguda. También provoca alteraciones profundas del metabolismo de los lípidos (grasas). Estos perros obesos tienen un aumento de las concentraciones de varios tipos de lípidos: colesterol, triglicéridos y fosfolípidos.
7- CÁNCER DE MAMA
El único tumor que se ha demostrado que se relaciona con la obesidad en el perro es el de mama. Existen otros que no están suficientemente documentados clínicamente.
Se cree que el sobrepeso en animales jóvenes crea una predisposición al desarrollo de tumores mamarios a la edad adulta.
8- TÉCNICAS EXPLORATORIAS
Los perros obesos dificultan las técnicas exploratorias, ya sea por la auscultación del pulmón o del corazón, una palpación, una radiografía o ecografía debido al exceso de grasa subcutánea o abdominal.
9- INCOVENIENTES QUIRÚRGICOS
Un animal obeso tiene más riesgos asociados a la anestesia que los perros con el peso ideal.
Los principales riesgos son la sobredosis y la prolongación del periodo de recuperación debido al depósito de los anestésicos liposolubles (son afines a la grasa) en las grasas corporales. Los demás riesgos se relacionan con las enfermedades frecuentes en los animales obesos: problemas circulatorios, respiratorios y hepáticos.
A todo esto se añaden las complicaciones posquirúrgicas, más frecuentes en los pacientes obesos.
10- ALTERACIONES EN LA FUNCIÓN TIROIDEA
Se cree que la obesidad y la restricción de energía alteran la función tiroidea. Ciertas hormonas tiroideas son más elevadas en perros obesos.
Conclusión
Para solucionar un problema de obesidad hay que pasar por los siguientes puntos, dirigidos y controlados por un veterinario:
informar al propietario de los riesgos e inconvenientes que produce la obesidad en la salud del animal y conseguir su implicación.
calcular el grado de sobrepeso con el índice corporal y el peso del animal.
Calcular la ingestión de calorías diarias, contando con su alimentación habitual y los “extras” (premios)
Recalcular la ración diaria restringiendo o cambiando su alimento, con la idea de dar una menor cantidad de energía diaria sin que suponga una reducción de los nutrientes necesarios.
Establecer un protocolo de restricción de peso.
Controlar el peso y la condición corporal del animal periódicamente.
No hay nada mejor para una buena alimentación que una dieta equilibrada, basada en un pienso equilibrado en nutrientes y ejercicio diario. Debemos ser conscientes que su bienestar depende de nosotros y por mucha comida y premios que le demos no significa que le queramos mucho, esta sobrealimentación solo le llevará a tener problemas de salud para toda la vida.
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